Hola a todos,

Recientemente, como cada año, llegó la hora de plantar el arroz. Para ello hacen falta muchas manos, de ahí que se junte todo nuestro personal local, las niñas de la casa de acogida y las niñas del aula de costura, para que no se haga tan duro.

Todo comienza con las primeras lluvias del monzón, que anegan el terreno, tras lo cual hay que arar el terreno con bueyes, para que la tierra quede lo más plana posible para facilitar la plantación. Luego se ponen todos en fila y van cubriendo zonas del terreno plantando las pequeñas plantitas que habían crecido en los semilleros. En un mes aproximadamente habrá que cortar las malas hierbas, y ya en octubre tendremos el grano que nos alimentará el próximo año.

A pesar de la dureza del trabajo de plantar arroz, todo se hace más llevadero cuando valoramos el poder comer lo que plantamos, cuando lo hacemos en familia… y cuando a pesar de los sudores, podemos sonreír… e incluso buscar momentos para bromear y jugar con el barro.

Cuando tuve el sueño de construir una casa de acogida tenía claro que quería una casa donde las niñas se responsabilizaran de sus vidas, donde se sintieran cercanas a la vida, respetaran la vida, se respetasen a sí mismas y a los demás. El sueño lleva siendo realidad más de 8 años… y gracias a nuestro personal local y a tener una filosofía que todos compartimos… la casa de acogida es un lugar especial… donde reina la paz y la armonía… y donde brotan las semillas del amor esparcido.

Un ejemplo más de la vida simple que intento aplicar a mi vida desde que llegué a Nepal en el año 2000 y vi claramente que todos los niños deberían tener la oportunidad de tener sus necesidades básicas cubiertas, y si es posible, acercarles a la vida… pisarla, mojarse… Ese contacto previene depresiones, enfermedades… y nos une… en vez de aislarnos en cuatro paredes.

Se intenta… no sin contratiempos y retos diarios… Sigue siendo un sueño creer que es posible un mundo donde reine el amor, la solidaridad, la bondad… pero en vez de quedarnos soñando, lo intentamos hacer realidad a diario.

Gracias a todos los que hacen posible esta realidad, que nos siguen, que se alegran, que se sienten parte… y que sienten una felicidad enorme de sentirse cerca de la Vida.

Un fuerte abrazo

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