Hace unos días visitamos a Gyani, de  17 años y que recibe una beca anual de Educanepal  para costear sus estudios. Vive con sus padres, seis hermanas y un hermano en una casa de barro y piedra en una aldea en Raksirang, al oeste de Hetauda.

Su familia es uno de los varios “casos especiales” que hemos venimos atendiendo hace dos años. Han tenido demasiados hijos, en busca de un varón que ha sido el último retoño. Ya mucha gente de clase media y con estudios en las ciudades tiende a aceptar a las niñas igual que a los niños, pero en el Nepal rural se depende en la vejez de los hijos varones y las nueras, son ellas las que se encargaran de hacer la comida, lavar la ropa y atender el ganado y los campos. De ahí la urgencia de tener un hijo varón.

Educanepal lleva trabajando desde hace 15 años el tema de la planificación familiar y la igualdad a través de talleres y charlas con los aldeanos. Este trabajo recorriendo aldeas remotas, junto a nuestro programa de escolarización de menores,  ha tenido mucho éxito. Hace 15 años la media de hijos era de siete por familia, mientras que ahora se ha reducido a tres.

Eso no quita que siga habiendo casos como la familia de Gyani,  a quienes no queremos darle de lado. Los niños no tienen la culpa de las decisiones de sus padres. Llegaron a este mundo y en la medida de nuestras posibilidades estamos procurando que todos los hijos vayan a la escuela y tengan ropa de invierno. Algún mes que se quedan sin grano también les damos arroz, lentejas, sal y aceite. A la madre de Gyani también la convencimos para ponerse un parche anticonceptivo y así evitar algún otro desliz.

Gyani es la mayor y cursa ahora en el equivalente a 3º de ESO. Sin nuestra ayuda hubiera sido imposible cursar secundaria, y a partir de mayo del 2019 tendremos que buscarle alojamiento para poder cursar 4º de ESO. Eso nos supondrá unos 30 euros mensuales, y lo digo para que vean lo poco que cuesta poder ofertar un futuro a una niña.

Llegar a su aldea nos supuso unas 4 horas entre guagua y caminatas, dormir en el suelo dos noches y comer arroz con acelgas mañana y noche, un manjar en esta zona, deficitaria en comida. Y no me quejo, todo lo contrario, disfruto viendo que todos los esfuerzos tienen su recompensa. Es un lujo poder llegar a esta gente, compartir unos días con ellos, vivir en la más absoluta humildad, donde el arroz y el jabón son un lujo.

Gracias a todos los que creen en esta labor diaria que hacemos y la apoyan, ya sea aportando económicamente, animándonos y brindándonos cariño. Gracias por mostrar que es posible dejar actuar al corazón y ayudar al vecino, al refugiado, al que se cae, al que no tiene alimento o al que necesita compañía, al que es vulnerable de ser traficado o abusado. Gracias porque nuestro progreso, a veces, nos aleja del corazón. Gracias porque me anima saber que todavía hay gente que se conmueve, que levanta al que se cae, que escucha a quien necesita compañía. Gracias porque desde pequeñito creo en el Amor, y creo que es ahí donde todos queremos vivir. En Amor. Lo difícil es aprender que solo llega desde la libertad, desde la comprensión de nuestra existencia, del vacío inmenso y la soledad.

Este año te deseo que surja una inmensa paz en ti, que todo se disuelva y Sonrías, como nunca antes lo habías hecho.  Feliz de sentir tanta paz en ti. Yo me deseo lo mismo.    

Feliz Año nuevo y un fuerte abrazo para ti..!!

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