Aunque no hay nada que me recuerde a la Navidad en la aldea donde vivo, no me olvido en estas fechas de la familia, los amigos y toda la gente que apoya nuestro proyecto aquí en Nepal. Tampoco se olvidan de ustedes nuestro personal, las niñas acogidas y todos los que aquí en Nepal colaboran para que podamos seguir dibujando sonrisas. Todos ellos les desean un Feliz Año Nuevo, mucha paz y alegría en el 2020.

Yo personalmente disfruto de la vida simple en estos días. Ver a las niñas cortando la verdura para la cena o haciendo los deberes en el jardín, caminar por ríos y montañas de camino a las aldeas, compartiendo ratos con el personal local, con las cuidadoras, observando el cielo y las estrellas, siendo consciente del aire que respiro, que infla los pulmones y empuja mi vientre. No siempre estoy atento, muchas veces ando despistado, ensimismado en mis preocupaciones, miedos y dudas o demasiado centrado en el trabajo para escuchar los pájaros o el ladrido de los perros.

No es muy saludable que la vida pase y no la sintamos. No ayuda a generar paz y sosiego, no ayuda a ser amables y solidarios, respetuosos y cariñosos. Por eso me deseo y les deseo en este nuevo año mucha atención a cada instante, cada sensación, cada pensamiento que llega, pues de ahí, he aprendido, que surge la serenidad de donde surge la auténtica felicidad. No podemos comprarla, no podemos buscarla. Simplemente podemos crear espacio en nosotros para que llegue, y ese espacio surge cuando nuestra mente se apacigua, y somos aire que entra y sale, el universo resonando en nosotros mismos.

Feliz Año Nuevo

Aquí puedes pinchar para ver la: Memoria Actividades 2019

 

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