Puya Shah, de 45 años, ha vivido en Hetauda los últimos 16 años. Hace cinco años su marido la abandonó y se casó con otra mujer porque Puya había concebido cuatro hijas, pero no le había dado un hijo. Hay muchos casos de maridos que abandonan o repudian a sus esposas por no darles un hijo varón, influenciados por la creencia de que un hombre debe tener un hijo para asegurar su lugar en el cielo.

Desde que se fue su marido, Puya ha tenido que trabajar muy duro para proveer a sus cuatro hijas: Tannu, Mannu, Ragini, y Anu. Ha pasado los últimos cinco años recogiendo basura en las calles de Hetauda, que luego vende en plantas de reciclaje (plástico, sobre todo). Es un trabajo duro y desagradable que no le da para pagar los gastos básicos de comida, educación y medicinas si sus hijas o ella enferman. Apenas gana unos 2 euros diarios si trabaja todo el día. En la actualidad viven en una habitación que les cuesta unos 30 euros al mes y las niñas ayudan a su madre a hacer la comida, lavar la ropa y, a veces, van juntos a recoger los desperdicios en días festivos. No tiene a nadie que les ayude, pues Puya es originaria de la India y no tiene familia en Nepal que pueda ayudarle económicamente o consolarla.

Una vez nuestro personal local supo de las circunstancias de esta familia, sobre todo la malnutrición de las niñas y lo propensas que eran a enfermar, se ha comenzado a apoyar la escolarización de las tres niñas mayores en primaria y las más pequeña en infantil, cubriendo todos los gastos de matrícula, material y ropa escolar. A medio plazo estamos estudiando la posibilidad de que Puya se forme en costura y pueda realizar un trabajo que tenga menos desgaste y sea más saludables que estar recogiendo desperdicios por las calles. También se intentará ver la posibilidad de que pueda comenzar a tener una vida social en su barrio y brindarle apoyo personalizado en la toma de decisiones y gestión de la casa y sus hijas. Todo ello favorecerá su integración social, lo cual es fundamental para su supervivencia tanto económica como mental. La resiliencia de Puya y su dedicación a su familia es admirable; muestra su fuerza y determinación. Eso ha sido determinante en ofrecerles ayuda, en un caso más de tantos que atendemos en nuestro día a día.  

Es un lujo poder atender a gente como Puya y a sus hijas, contar con un personal local entregado a su labor y contar con gente en España que con sus aportaciones mensuales hacen posible nuestro día a día. Así que hoy no dudo en pedir ayuda para atender a familias como la de Puya. Una cuota de socio de 10 euros al mes durante un año nos da para cubrir los gastos escolares de sus cuatro hijas y mientras más surjan más podremos invertir en ayudar a madres y niñas en situaciones similares. También puedes colaborar apadrinando o haciendo donaciones puntuales entrando en nuestra web www.educanepal.org

Anímate, y si ya colaboras, anima a tu gente. Con un poquito de todos podemos hacer mucho, brindar la posibilidad de estudiar y sonreír a cientos de niñas como Tannu, Mannu, Ragini o Anu.

Un abrazo y mucha paz para ti,

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