Hola a todos,

Hace ya varias semanas que el frío se ha intensificado, llegando incluso a los 3 grados, lo cual implica abrigarse mucho por las mañanas y por las noches.  Las mañanas se cubren de un manto de niebla, que a veces dura todo el día, aunque lo normal es que el sol la diluya a media mañana e incluso haga calor entonces. Estos cambios de temperatura siempre tienen como secuela que cojamos algún resfriado, pero por lo menos tenemos abrigo y no vivimos a la intemperie, como gente que muere a diario de hipotermia por las bajas temperaturas.

Todos los días leo en el periódico sobre nuevos casos, con una media de entre 7 y 15 víctimas diarias. Hemos intentado llegar a las zonas más frías para poder, por lo menos, ofertar un sweater a los niños que tenemos escolarizados en las zonas de montaña, y es un lujo ser testigo de la ilusión de cada niño al recibir su prenda. La cogen casi avergonzados, apenas atreviéndose a mirarnos a la cara, pero luego no tardan nada en probárselos, con nuestra ayuda o la de sus padres.

Quedan unos dos meses para el final de curso, y ya aprovechamos para repartir el material escolar que nos queda y realizar talleres los con niños y sus padres sobre hábitos de higiene, igualdad de género y ambiente familiar favorable. Yo ando preparando ya las actividades y el presupuesto de este nuevo año con Binod, Divendra y el resto del personal. La idea es comenzar a trabajar en una zona nueva donde hemos detectado un elevado índice de niños que van a Katmandú a trabajar a fábricas de alfombras. Intentaremos prevenir esto con nuestro programa de escolarización y la oferta de una comida diaria. También queremos crear dos centros de formación para niñas entre 12 y 15 años que han dejado la escuela y que son las más vulnerables al tráfico infantil.

La verdad es que se pasan los días volando entre tanta actividad, siempre hay algo que hacer o en lo que pensar. A veces no es fácil poner límites a los esfuerzos, tomar decisiones que no permiten ayudar a todos los que quisieras o como quisieras. A veces surgen personajes que solo quieren su propio beneficio y no entienden la naturaleza de la ayuda. A pesar de todo, me siento afortunado de poder contar con seis personas que trabajan con entusiasmo para poder cuidar de las niñas acogidas y otras siete que caminan diariamente a las aldeas para poder ofertar una infancia digna a tantos niños y niñas del Nepal. Siempre agradecido a todos los que aquí y ahí hacen posible que podamos ofertar una infancia más digna a miles de niños.

Un fuerte abrazo desde nuestra oficina en Hetauda.

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