A veces conviene ponerse malo; es como un regalo para acercarnos a nuestra esencia y ver dónde ha sido lastimada, o qué podemos hacer para sanarla.

Suele ser muy sencillo culpar al resto del mundo de nuestra enfermedad o problema, pero suele ser más verdad que somos nosotros quienes reaccionamos a lo que pasa, nos enfadamos, nos estresamos, tenemos expectativas, deseamos que pasen cosas… y cuando no sale todo a nuestro gusto, reaccionamos.  Normalmente surge la negatividad, sufrimos… y de ahí a la enfermedad, hay solo un paso.

Enfermar es tener la oportunidad para poder contemplarnos, para poder observar ese dolor, la flaqueza, la debilidad… y permanecer en ella hasta darnos cuenta de que más allá de un dolor de garganta, puede haber todo un cúmulo de emociones que no hemos sabido gestionar. Quizás añoremos paz, tranquilidad, un abrazo, una atención… o simplemente no hacer nada. Quizás el cuerpo necesite solo no pensar, dejar de pensar unos días… simplemente sentirlo, observarlo… y rendirse a ese momento, dejando que “sea”, sin más. Quizás necesitamos perder todas las fuerzas para, en ese momento de flaqueza, ver que podemos vivir sin algún ser querido, y solo así recuperamos fuerzas para iniciar una nueva etapa, en soledad, pero cuidándote, mimándote y aceptando la vida como llega.

Yo voy saliendo de varios días de cama, antibióticos, sudores y nada de energía. Y debo decir que me apena no poder estar un par de meses “malo” pues, en la enfermedad, el cuerpo se alegraba de poder descansar, de no tener que hacer, no tener que atender, solo descansar. Llegó un momento que incluso no podía “echar de menos”, ves claro que no sirve de nada, que solo sirve darte a ti mismo todos esos mimos que esperas que te den otros. Es maravilloso tener a alguien que te quiere a tu lado, sobre todo en la enfermedad, pero aún cuando debes padecerla solo, en algún momento te das cuenta que todo es ilusión. Nuestra vida, la muerte, el tú y el yo. Todo es producto de nuestra mente, y solo esa verdad nos lleva a lo más puro,  a esa eternidad donde todo fluye, todo es nada y todo está bien.

He decidido regalarme unas vacaciones pronto. Solo con el fin de dar un descanso a este bendito cuerpo y cabeza que he tenido bastante abandonados, a veces anhelando un amor, a veces siendo un esclavo del trabajo y la responsabilidad.  Mientras todo esto ocurría se me pasaban muchas imágenes, un ángel que anhelo… y afortunadamente seguíamos  cuidando de las niñas, o atendiendo donde hace falta.

Un fuerte abrazo y deseos de una inmensa paz que les tumbe sobre el suelo… y les deje sentir ese cuerpo respirar, coger aire, soltar aire… y nada más..!!

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