Simaltar es el nombre de la aldea donde surgió el primer proyecto de Educanepal. Era el año 2001 y yo llevaba poco más de un año en Nepal. Por aquel entonces trabajaba como voluntario formando a profesores en escuelas rurales y Malati, la directora del colegio de primaria en Simaltar en aquel entonces, me convenció para que fuera a ver su centro e intentar trabajar también con ella y el escaso profesorado.
El primer día recuerdo que iba caminando con Malati, acercándonos al poblado, cuando comencé a escuchar el sonido de golpes secos sobre piedras. Al adentrarnos en aquel poblado de chabolas me estremecí al ver que el sonido era el de niños y algunos adultos picando piedras de río con un martillo para convertirlas en gravilla. Hacía un calor intenso, y delante de casi todas las chabolas había piedras apiladas que los niños se esmeraban en martillear. Algunos de ellos de solo ocho años de edad.
Al llegar a la escuela, tres habitaciones diminutas construidas con barro y piedra, nos recibieron los dos profesores que trabajaban con Malati y unos 27 alumnos que cursaban de primero a quinto de primaria. Malati me comentó que muy pocos niños venían a la escuela porque sus padres no podían comprarles un lápiz, así que se dedicaban a picar piedras para poder conseguir algo de dinero para sobrevivir. Pasado unos días donde no me quitaba de la cabeza la imagen de los niños tan pequeños picando piedras. Volví a Simaltar y tuve una reunión con Malati y algunos aldeanos, en la cual les pregunté qué podía hacer yo para que los 150 niños que picaban piedras pudieran ir a la escuela. Me comentaron que si yo les daba el material escolar y les proporcionaba ropa para ir al colegio la gran mayoría de esos niños acudirían a las aulas. También me rogaron que les comprara cemento y hierros para construir un canal de riego desde un río cercano hasta sus casas.
Contacté con algunos amigos y familiares, utilicé los pocos ahorros que me quedaban después de haber dejado mi trabajo de profesor en España y me puse manos a la obra. A los tres meses contabilicé 120 niños en la escuela formando en filas con sus uniformes azules para entrar a clase, y saqué las primeras fotos de los aldeanos construyendo el canal de riego. Al año yo ya había decidido crear Educanepal y dedicar mi vida a intentar prevenir la explotación y tráfico de niños en esta zona de Nepal. El canal de riego había cuadriplicado la producción agrícola al poder regar incluso en los meses que no llovía, y teníamos en la escuela a todos los niños del pueblo matriculados y con un 80 % de asistencia asidua.
A los dos años, tras conocer también que muchas niñas del pueblo habían sido vendidas a circos en India, formamos a nuestras primeras costureras y las ayudamos a comenzar el primer negocio de costura apoyado por Educanepal. Yo, desde pequeño, tuve el pensamiento de ir a ayudar a los más necesitados, no me parecía justo el mundo en el que vivía. Pero nunca pensé que yo creara una ONG. Sin embrago la vida me ofertó esta experiencia y surgió en mí una energía que me ha dado fuerzas hasta hoy para asumir riesgos, miedos, dificultades y soledad para vivir un sueño. Mi sueño es poner mi granito de arena para que este mundo sea algo más amable, amoroso, justo. Y gracias a mucha gente puedo vivir ese sueño a diario. Simaltar fue el comienzo. Luego llegaron otras aldeas, a medida que contaba con más socios y padrinos. Hoy en día trabajamos con cerca de 2.500 niños en 35 aldeas de características similares.
Hace poco estuve de vuelta en Simaltar para visitar a dos niñas en riesgo de tráfico, y aproveché para visitar la escuela donde comenzó nuestro proyecto. Dejamos de apoyar la escuela cuando vimos que los padres podían asumir el coste del material escolar. Hoy en día hay 8 aulas, se estudia hasta 2º de ESO, los padres decidieron cambiar el uniforme e incluir zapatos para quien pueda comprarlos. Volví a revivir el comienzo de un día escolar, con más de 200 niños formando, mientras hacen ejercicios y terminan cantando un himno nacional. Volví a emocionarme una vez más… y hoy quería trasmitirles mi emoción, pues me parece algo muy lindo poderlo vivir así.
Gracias a todos los que han colaborado en todos estos años de cualquier manera. Yo espero que se sigan dando las condiciones para poder seguir ayudando a quien más lo necesita, a trabajar por la igualdad, por la justicia, por la paz y el amor.
Aquí dejo el enlace a un breve momento en Simaltar,
Un fuerte abrazo y lindo día a todos.