Gita nació en Bihar, India, hace 25 años. Su familia era muy pobre y les preocupaba cómo pagar la dote que es costumbre entregar al marido cuando se concierta un matrimonio. Así que no dudaron cuando surgió la oportunidad de casar a Gita, cuando ésta tenía 15 años, con Tej Naraya Pashwan, un hombre nepalí de 60 años que aceptó no recibir la dote.
Tras la ceremonia matrimonial se trasladaron a Nepal, donde tuvieron cinco hijos, tres hembras y dos varones. Tej Naraya solía ganarse la vida en Hetauda tirando con sus manos de carros de transporte de mercancías o pedaleando un rickshaw (taxi-bicicleta), pero falleció hace seis meses. Gita ha tenido que asumir la manutención de sus hijos sola, sin ningún tipo de ayudas, recogiendo plásticos y chatarra entre la basura, para luego venderlos a plantas de reciclaje.
Desde que el gobierno Nepalí, ante la amenaza de propagación del Covid-19, declaró un confinamiento el 23 de marzo de este año, Gita no ha podido salir de casa para trabajar. Apenas ha podido mantener a sus hijos y le debe meses de alquiler a su casero, quien afortunadamente le intenta echar una mano. Para complicar más las cosas, también sufre una crisis de identidad al no haber registrado su matrimonio ni en India ni en Nepal, no poder demostrar que estuvo casada o incluso quién es ella. Esto es un caso típico de gente que vive en extrema pobreza, sin educación alguna y que no saben de trámites burocráticos.
Sus hijas mayores, de 7 y 10 años de edad, solían ir al colegio cuando no tenían que cuidar de sus hermanos menores, pero lo habitual era que estuvieran en casa, al salir su madre a trabajar. Desde que conocimos su caso, nuestro personal local ya le ha apoyado con comida y productos de higiene básicos, así como instruirles en cómo prevenir contagiarse del virus. Desde que termine el confinamiento la apoyaremos para que pueda generar sus propios recursos y que los niños puedan ir al colegio regularmente. También se le apoyará para poder conseguir tarjetas de identidad para ella y sus hijos.
Esto son algunos detalles comunes de nuestro día a día, que comparto para acercarles a nuestra realidad, y que entiendan lo agradecido que puedo estar yo y todos los que hacen esfuerzos desde Educanepal por permitirnos aliviar el sufrimiento, e incluso dibujar sonrisas.
Gracias por estar ahí, hacerlo posible.
Un fuerte abrazo y lindo día,
José Díaz
