Namaste,

Llevamos dos semanas realizando talleres de sensibilización en las aldeas donde trabajamos. Hace unos días estuve con Rajendra, uno de nuestros empleados locales, en un colegio en la zona de Faparbari, al este de Hetauda.

Salimos de Hetauda a las siete y media de la mañana y comimos el desayuno típico (arroz lentejas y verduras) en una pequeña cantina cercana al poblado de destino. Sobre las diez ya estábamos caminando la última cuesta que nos llevaba hasta el colegio y donde nos encontramos con varios niños y niñas de camino a la escuela. Tras gestionar los espacios y tiempos con el director del pequeño centro escolar (clases de 1º a 4º de primaria), Rajendra comenzó el taller con los niños y niñas de 4º de primaria. Primero realizó algunos juegos para romper el hielo, para luego adentrarse en buenos o malos hábitos. Algunos niños comentaron que sufren cuando sus padres beben y discuten, lo cual les provoca mucha tensión. También comentaron que les hace feliz recibir la visita de algún familiar, comer carne, recibir el material escolar de Educanepal o que sus padres les compren alguna prenda de ropa (normalmente una vez al año)

Tras el taller con los menores me tocó a mí el turno con sus padres. Comenzamos hablando del amor que sienten por las cabras y como se lo demuestran (evidentemente un amor que dura hasta que sea grande y puedan comérsela). Ese amor se traduce en llevarlas a pastar, cocinarles algo de salvado, darles vitaminas y las vacunas que necesiten, así como limpiar el establo donde duermen. Luego les pregunté si querían a sus hijos y como se lo demostraban, a lo cual dieron respuestas no muy distintas del cuidado de las cabras, exceptuando que los mandaban al colegio. Todo el diálogo se hace de una manera amena, haciéndoles participar en todo momento, y siendo paciente con algunos que vienen con alguna copa de más (hábito frecuente en estas tribus). Una vez creado el ambiente ya entramos en la materia más seria, que implica sus hábitos y como afecta a los niños, haciéndoles ver que si quieren hijos e hijas que sean “buena gente, responsables y de buenos hábitos”, deben ser ellos también ejemplo de ello. También hacemos hincapié en el hecho de criar con igualdad a hijos e hijas, lo cual ha mejorado (antes las niñas ni iban al colegio), pero siguen siendo ellas quienes más se dedican a cuidar de las cabras, traer leña, cortar hierba  y otros menesteres del mundo rural.

Para acabar terminamos hablando de cómo demostrar amor en la pareja, lo cual es una tema algo tabú, pero para entonces el ambiente ya estaba relajado y me sorprendió que una mujer incluso se atreviera a decir que el contacto físico era necesario (novedad para mis oídos). Lo normal suele ser que el hombre provea el sustento y la ropa; mientras y la mujer se encarga de la casa,  del huerto y de la comida. Volvimos a insistir entonces que los niños aprenden lo que ven en casa, y que era su responsabilidad una crianza donde haya ternura, comprensión, respeto, honestidad y buenos hábitos de salud. Sabemos que en estas aldeas no cambiarán las costumbres de la noche a la mañana, pero llevamos tiempo viendo muchos cambios… y que una mujer hable de “contacto físico” es una buena muestra.  Hace veintidós años, cuando llegué a Nepal, las mujeres se tapaban la cara de vergüenza si les hacía cualquier pregunta, y en las escuelas apenas había niñas.

En fin, otro día más que comparto para acercarles a la labor diaria. Si quieren más detalles, saber a qué huele, qué ambiente se respira, qué calor hace, lo sucio o limpio que está todo… pues entonces tendrán que hacernos una visita y respirar la realidad.

Un fuerte abrazo y lindo día,

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