Hola a todos,

En el Nepal rural es muy normal que los hijos ayuden, desde edades muy tempranas, a sus padres. Con apenas siete u ocho años las niñas cocinan, van a por leña, llevan las cabras a pastar, ayudan a sembrar, a quitar malas hierbas o cosechar. Los niños traen hojas verdes, leña y ayudan en labores agrícolas y ganaderas varias.  Es su día a día, y esa colaboración de hijos e hijas es fundamental para poder sobrevivir y tener algo que comer. Hasta ahí todo bien, una vida muy dura, pero en familia y cercana a la naturaleza.

Lo que me tocó el corazón y me removió las tripas en muchos casos era ver a niños que eran explotados en fábricas textiles, prostíbulos, salones de masaje, picando piedras… y otros tantos trabajos donde deben rendir al máximo y a veces no reciben nada de salario a cambio, al ser muchos de ellos vendidos a mafias que los utilizan y les amenazan si no atienden a sus clientes. Estamos hablando de niñas de doce o trece años que son pura inocencia e ingenuidad.

Podía haberme quedado llorando o insultando a quienes utilizan a los niños, pero me pareció más práctico intentar que esto no suceda, analizando la situación y desarrollando estrategias que nos permitan poder ofertar una infancia más digna a miles de niños en Nepal.

Hace unas semanas rescatamos a 17 niños que llevaban a unas fábricas textiles en Katmandú.

Un abrazo y lindo día a todos.

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