Namaste,
Hace unas semanas que hemos comenzado un nuevo curso de costura con niñas de aldeas remotas, que nunca tuvieron la oportunidad de formarse. La novedad de este año es que hemos adquirido un terreno cercano a nuestra casa de acogida, donde hemos construido nuestra nueva oficina y el aula de costura. Allí mismo hay una casa vieja que hemos rehabilitado para poder albergar a las ocho niñas durante los seis meses que dura el curso. Ellas mismas ayudarán a revestir la cocina de barro y construir los fogones donde cocinan actualmente.
Samikchia, que hasta ahora trabajaba en nuestra casa de acogida, es quien cuida de las niñas y gestiona la casa donde viven. Todas colaboran en las rutinas diarias de hacer de comer, limpiar y atender un huerto cercano. De 10:00 a 13:00 se les enseña a coser distintas prendas locales, que en un futuro será lo que les proporcione unos ingresos. Por las tardes tienen talleres de crecimiento personal donde aprenden gestionar emociones, a perder los miedos, a comunicarse con confianza, a relacionarse y muchas otras habilidades que le ayudarán en el futuro a ser más independientes y fuertes ante la vida.
Para ellas ésta es una oportunidad única. Les cuesta al principio tener normas, rutinas, un baño, una cama, una mesa para comer. Echan de menos sus cabañas, sus familias, el entorno conocido, pero una vez acostumbradas, valoran enormemente la oportunidad de poder labrarse un futuro profesional y de aprender a relacionarse con la vida y compartir. Esa relación con la vida es una parte fundamental de nuestro día a día: sentirnos parte de un Todo donde nadie sobra, nadie es más y todo está bien como ha sido creado. Así damos gracias a la Vida por darnos esa capacidad de Amar, de estar en paz. Es una simple cuestión de no juzgar, respirar y sentir la vida en ti, la vida que hay en todo.
Un abrazo y lindo día