Namaste,
La educación infantil, de 3 a 5 años, ha sido una de las prioridades desde nuestros comienzos. Por una parte, porque los niños en esas edades comienzan a despertar habilidades y capacidades que les serán muy útiles en su progreso académico a partir de los 6 años. Por otra parte, aliviamos a las madres que cargaban con ellos a sus espaldas mientras trabajaban la tierra, y a las hermanas mayores que dejaban la escuela para cuidar de sus hermanos más pequeños.
La ayuda comienza por identificar las aldeas donde la vida es más precaria y donde hay indicios de niños que han dejado a sus familias con apenas 8 o 9 años en busca de trabajo en fábricas textiles, hornos de fabricación de ladrillos, pequeñas cantinas o cualquier actividad que les proporcione unas pocas rupias para comprarse algo de ropa y poder ayudar a sus padres.
Nuestra ayuda consiste en proporcionarles no solo el material escolar que sus padres no pueden comprar, sino también adecentar y rehabilitar aulas que sean lo más atractivas para los niños y útiles para el profesorado (dentro de nuestras posibilidades y de las capacidades del profesorado).
Con esto hemos conseguido que cada vez haya más niños y niñas en la escuela, cerca de sus familias, formándose para poder optar a una educación secundaria o vocacional que les permita poderse ganar la vida y poder cuidar de sus futuras familias. Esta labor también requiere sensibilizar a sus padres y al profesorado sobre la atención que necesitan los niños, lo importante que es que desarrollen la confianza en sí mismos y la capacidad para relacionarse con el mundo a nuestro alrededor: Naturaleza, fauna, personas, tierra, aire, ríos. En fin, la Vida.
Yo personalmente, y a pesar del rumbo que ha cogido la sociedad, sigo poniendo mis esfuerzos en crear un mundo más justo, más amoroso, más amable. Creo que andamos algo despistados buscando la felicidad fuera de nosotros, cuando solo nuestra propia paz interior nos proporcionará una felicidad duradera. Así nos hemos criado, pero confío en que algún día cada vez más personas puedan verse reconocidas en sus vecinos, en la gente que pasa por la calle, en el mar, en los árboles y en las hormigas que se cruzan sin advertirlas. Reconocernos en la Vida es sentirte uno con cada manifestación de Vida, sin juicio, aceptando que cada uno, según sus vivencias y pasado, está evolucionando a su ritmo, como tú y como yo. Reconocernos es ver su esencia, aquello que nos une, Amor. Sentir ese Amor, esa conexión con la vida, es lo que considero que todos anhelamos. Volver a casa, a la paz, a nuestra esencia.
Buena suerte en el camino. Bastará con no juzgar, si somos capaces de ir deshaciéndonos de un hábito que en vez de unirnos, nos aísla cada día un poquito más.
Un abrazo y mucha paz y amor para todos.