Hola a todos,
Hace unos días que llegó Asmita, de siete años, a nuestra casa de acogida. Cuando pequeña, sus padres vivían cerca de Pokhara y trabajaban haciendo alfombras. Un día su padre tuvo un sueño, en el cual debía trasladarse al este de Nepal para visitar un templo, así que cogieron todas sus pertenecías y emigraron a Udaypur. Luego tuvo otro sueño en el que debía suicidarse, y así lo hizo, dejando a dos hijos y su mujer. Así es el mundo de las supersticiones y las creencias por estos lares.
La madre de Asmita no encajó bien la muerte de su marido y comenzó con trastornos mentales, hasta el punto de no poder cuidar de sus hijos y dejarlos al cuidado de vecinos que veían en peligro la vida de los niños. Hace un mes nos comunicaron sobre el caso, hicimos el proceso de investigación, papeleo y trajimos a la niña a nuestra residencia. Su hermano está en otra casa de acogida en Pokhara.
Esta mañana, leyendo el periódico, había una noticia sobre el incremento del tráfico de niños nepalíes a India después del terremoto. Sólo en el norte de India habían rescatado a 160 niños menores de 14 años que habían sido vendidos para su explotación sexual o laboral. Recientemente han apresado a un matrimonio que tenía en su poder a 15 niñas. Las niñas habían sido obligadas a decir que estaban de turismo con sus padres, pero la policía averiguó que habían sido vendidas para su explotación por unos 20 euros cada una.
Estos son los casos que constan oficialmente, pero no los que desaparecen vendidos en las grandes ciudades, a donde llegan una media de 10.000 niños nepalíes cada año. Niños, y niñas sobre todo, que son engañados con promesas de trabajo irresistibles para quienes apenas tienen para sobrevivir en muchas aldeas del Nepal rural.
Niñas como Asmita son carne de cañón para las mafias, que buscan allí donde la gente es más vulnerable debido a la pobreza en la que viven. Pero afortunadamente para ella, está en casa, matriculada en primero de primaria y aprendiendo en ratos libres a cultivar verduras, a bailar, a convivir, a ser feliz.
Gracias a todos los que hacen posible salvar vidas…aún estando tan lejos de este mundo, un mundo maravilloso cuando escuchamos el canto de un pájaro o las olas del mar, pero algo más duro de digerir cuando la inconsciencia humana llega al extremo de hacer daño a los demás.