Conocí a Sita y Devi hace ya cinco años. Son las hermanas de Purnima, una de las niñas que tenemos acogidas en nuestra casa. La razón principal de la ayuda a estas niñas fue el hecho de tener a su madre enferma de cáncer y estar en una situación de pobreza extrema, por la cual Sita y Devi habían abandonado la escuela para ayudar a su padre en las labores de campo para subsistir.

Desde que nos trajimos a Purnima, Sita y Devi han recibido ayuda con material escolar para continuar con sus estudios. No siempre es fácil conseguir ayuda para atender a estas emergencias que nos van surgiendo, pero recientemente hemos sido muy afortunados al contar con alguien que ha movido a sus contactos para poder contribuir de manera periódica a cubrir los gastos escolares y de provisiones de comida de estas niñas. La gran sorpresa es que les comenté que vivían en una casa de madera y techo de heno por donde se colaba el agua y en cuestión de días reunieron el dinero (cerca de 1.500 euros) para construir una casa de bloques que acabamos de terminar.

Con la madera de la casa vieja se ha construido un establo y un granero: donde cocinan en la planta baja y guardan el millo en la planta alta. Tanto Sita como Devi, siguen cuidando del ganado, cocinando y atendiendo el hogar como siempre lo han hecho, pero ya no tienen que trabajar como jornaleras para poder subsistir gracias a nuestra ayuda. Para Purnima, la hermana que tenemos acogida, es también un alivio, después de fallecimiento de su madre, saber que su padre y sus hermanas están bien.

Este es solo un ejemplo del tipo de ayuda que realizamos a niñas que viven en circunstancias especiales y que debemos atender para que no dejen la escuela. No podemos traernos a todas a la casa de acogida, ni queremos separarlas de sus familias. Así que le damos becas, les compramos el material  escolar, pagamos las tasas escolares, cubrimos gastos de alojamiento cuando no hay un colegio de secundaria cerca y, cuando está en nuestra mano o surgen los recursos, podemos construir una casa, comprarles una cabra o hacerles una entrega de arroz, aceite y sal para ir tirando.

Yo me siento muy feliz de poderles contar de casos como el de Sita y Devi y de muchos más porque son parte del día a día, y para ello es imprescindible contar con un personal local entregado a esta labor, que saben dónde la inversión es de máxima urgencia. Son todos ustedes, junto a este personal local, quienes hacen sueños realidad para muchos niños y familias. Por eso siento un inmenso agradecimiento hacia todos, pues me parece increíble lo que se hace a diario. Gracias mil por esta ahí.

Un abrazo y lindo día

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