Surya Praja murió ahorcado el 11 de enero del 2018, aunque no hay pruebas, se intuye que fue asesinado por gente que le quería robar el dinero de unas tierras que había vendido.
Dejó viuda a Prem Kumari y huérfanos de padre a 8 hijos, aunque tres de sus hijas ya se habían casado antes de morir. Ahora Prem Kumari debe sacar adelante a Sarmila y Sarita, sus dos hijas adolescentes de 18 y 15 años, y a sus tres hijos pequeños Sujan, Suman y Sujil de 9, 6 y 3 años de edad.
Desde la muerte de su padre Sarmila se fue a trabajar a casa de una familia como sirvienta para poder seguir estudiando secundaria. Sarita dejó de estudiar para trabajar en una granja de pollos donde le pagan 50 euros al mes. Entre ambas pueden darle unos 25 euros al mes a su madre para alimentar a los más pequeños.
Prem y su familia viven en una “casa” de madera, barro y heno que se cae a trozos. La casa tiene una sola habitación donde cocinan y duermen. Viven con lo puesto, pero en el sentido literal de la frase, no tiene otra ropa. Tienen un pequeño huerto de unos 1.200 metros cuadrados, que les proporcionan maíz y cebada para unos 5 meses. Prem, algunos días, también trabaja como jornalera en las tierras de algún vecino cobrando unos 2 euros al día por 8 horas de trabajo.
Una vecina del pueblo que nos conoce nos alertó de la situación de esta familia y fuimos a visitarla hace unos días. Junto con Bhim y Binod recogimos toda la información que pudimos para valorar como ayudarles a salir de esta situación de extrema pobreza. También hablamos con algunos vecinos, que se han comprometido a ayudarla a construir una nueva casa, donde puedan protegerse del frío y la lluvia, poniendo la mano de obra. Nosotros pondremos parte de los materiales.
Antes de irnos caminamos con Prem hasta una tienda local cercana donde le compramos un saco de arroz, papas, lentejas, aceite, sal, jabón de lavar ropa y jabón para las manos. Estimamos que con esto podrían tirar un mes, hasta nuestra nueva visita. En un futuro, la idea es construir un establo, para cabras que les proporcionen más recursos y que así no dependan a la larga de nosotros. También le dijimos a Prem que toda nuestra ayuda, que valoramos en unos 400 euros, estará condicionada a que, a mediados de abril, cuando comience el nuevo curso escolar, matricule a sus tres hijos pequeños en el colegio de primaria local y que vayan a clase regularmente. Éste, para mí, es el mayor reto, pues los niños se han “asalvajado” bastante y su madre está todo el día trabajando y no puede estar encima de ellos para que vayan al colegio. Los vecinos nos dijeron que ellos también ayudarían que los niños entraran en vereda. La semana que viene visitaremos la granja de pollos para ver si convencemos a Sharada que se venga a nuestro refugio a formarse en costura.
Y así transcurrió un día más. Sintiendo una enorme admiración por mujeres como Prem, que no sé de dónde sacan la energía y el ánimo para levantarse cada día. Supongo que tiene que ver con no conocer otra cosa, con no poder comparar, con tener todo el día ocupado con la única misión de alimentar a sus hijos. Es increíble nuestra capacidad para sobrevivir, para sobreponernos. Hay algo mágico en nuestro interior que lucha por sobrevivir. La pena es que muchas veces toda esa energía y magia nos pase desapercibida, no sea valorada, no nos demos cuenta de que la vida es muy simple: aire que entra y aire que sale. Creo que si despejásemos la cabeza de todo aquello que es innecesario, viviríamos más en amor, cerquita del corazón. Ahí no somos individuos. Somos paz, silencio, acción.
Un fuerte abrazo y lindo día a todos..!!