Namaste,
Hace dos días que llegué a Nepal después de año y medio de ausencia. El recibimiento en la aldea donde vivo fue inesperado. Pararon el jeep en el que venía desde Katmandú a la entrada del pueblo y allí me agasajaron con flores y agradecimiento por haber ayudado a construir la carretera de hormigón que facilita hoy el transporte. En esos momentos, y casi sin haber dormido tras 24 horas de viaje, me acordé de todos los que hacen posible que Educanepal pueda seguir ofreciendo una ayuda que merece este tipo de gratitud. Esas flores para todos ustedes… pues yo me conformo con poder vivir aquí el día a día.
Dos kilómetros más arriba me esperaban las niñas y las cuidadoras en nuestra casa de acogida, donde suelo residir en Nepal. También estaba todo nuestro personal local, con quien compartí algunos minutos antes de dedicarme en exclusiva a las niñas, que ya no me soltaron hasta terminar de cenar.
Al día siguiente, viernes, ya estaba planificando el trabajo de la próxima semana con el personal local y poniéndome al día de todo, algo que me llevará algunos días. Y así comienza un nuevo periplo por estas tierras. Entusiasmado con seguir poniendo el corazón en todo lo que se hace, disfrutar de cada instante y poder compartirlo con todos ustedes.
Gracias mil por estar ahí, cerquita, permitiendo que sigamos dibujando sonrisas, a veces en ellos, a veces en nosotros mismos.
Un fuerte abrazo y mucha paz.