Namaste,

De vuelta en Nepal después de casi 24 horas de vuelos y escalas. Luego cinco horas de jeep por una pista de tierra llena de socavones, para rematar el viaje y dejarme hecho un trapo. Pero al fin, pude tener ese encuentro tan especial con las niñas de nuestra casa de acogida y el personal local. Me fui a la cama nada más cenar, a las ocho, y ya a las cinco y cuarto de la mañana me despertó la campana para comenzar un nuevo día, algo más descansado.

Estos días son de tomar contacto, evaluar, acompañar, ayudar, apreciar, saborear y disfrutar de todo lo que acontece: el canto de los pájaros, las sonrisas de las niñas, los paseos por las aldeas, la inocencia y el agradecimiento de tanta gente, el entusiasmo y cariño del personal local, los mosquitos que llegan con los calores, las duchas de agua fría, los sudores por los caminos, la dieta a base de arroz…Todo maravilloso tal y como es.

Sí, esa es una de las lecciones de este año. Sentirme parte de algo maravilloso, la Vida. ¿Por qué maravilloso cuando hay guerra y la gente sigue muriendo de hambre en muchos lugares? Porque la guerra y el hambre no tienen nada que ver con la Vida, son simplemente fruto de gente que anda algo despistada, con un nivel de consciencia que no les da para más y que creen en las fronteras y en la posesión. Y las fronteras y nuestras posesiones solo existen en nuestra mente. A los ojos de la Creación, de ese algo extraordinario de donde venimos (llámenle Dios si quieren), todos somos iguales, fruto del mismo Amor que creó el Sol y las estrellas, las flores, los insectos, las montañas. Igual es hora de honrar a la Vida, a nuestro origen, a nuestros antepasados. Igual es hora de dejar de enjuiciar para que haya paz, de mirar a este mundo con los ojos del Amor para que haya igualdad de recursos para todos, de mirarnos todos como hermanos y respetar la tierra en la que vivimos.

Quizás es hora de sentirnos parte de este milagro que somos… y entonces ver ese milagro en todo y en todos. Entonces no habrías fronteras, posesiones, guerra o hambre… pues la política sería creada por nuestros corazones, sabiéndose parte de algo más grande que nuestro cuerpo y nuestra mente, algo que no podemos describir o imaginar… pero que nos da la Vida.

Puede parecer utópico que seamos así de amorosos, capaces de reconocernos en el otro, de cuidar con amor de la Vida en todas sus manifestaciones (personas, animales, plantas, tierra, aire, mares, montañas…). Sin embargo, creo que esa es nuestra misión en esta Vida, ser un remanso de paz, ver la Vida como una… y no como cada uno con la suya. Mientras sigamos viéndonos como creadores de nuestra propia vida (yo y “mi historia”) y no aceptando que la Vida es un regalo que se nos ha hecho, dudo que haya paz y alegría en este mundo. Es increíble como se reduce todo a una simple cuestión de percepción. Si te percibes separado, vives atemorizado y tu ego te maneja para sobrevivir en esa separación. Si te sientes uno con todo entonces vives en auténtico Amor y tus acciones siempre cuidarán del otro, pues el otro eres tú, Vida.

Un fuerte abrazo y ánimos para sentir el aire entrar por tu nariz, llenar tus pulmones, hinchar el vientre… ánimos para sentir la Vida en ti, sentirte Vida y verla reflejada en cada ser que te encuentras: Vivir en amor. Con tus palabras, tu tono de voz, tu amabilidad, tu honestidad, tu dulzura, tu perdón, tu empatía. Vivir en Amor. 

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